Cuerpos, Órganos, Desplazamientos y Novela Gráfica: Un acercamiento a la Transmodernidad
INTRODUCCION
El
texto que presentamos es un híbrido que busca enlazar un hecho de la vida
cotidiana, en este caso, el doble trasplante que ha sido sometida Katherine
Collao, chilena de 27 años y la novela gráfica de Baradit/Cáceres titulada Policia del Karma.El primer punto de
unión que establecemos está dado por la noción de vidas múltiples, en el primer
caso referido a los órganos que vuelven a ser funcionales en cuerpos ajenos y
la noción de rencarnación que la novela gráfica desarrolla. Un segundo punto,
refiere a la problematización de la noción de cuerpo y la crítica las
concepciones dualistas tradicionales. Luego damos cuenta de la novela gráfica PDK para discutir la noción de los trans
y mostrar que la novela gráfica también
puede ser reconocida dentro de las diversas variantes de la transmodernidad.
Para nosotros transmodernidad no se agota en los diversos ensamblajes de medios
artísticos empleados sino de registros narrativos hibridados en una historia
que hilvana los cuerpos a las máquinas sobre un sustrato de narraciones del
género de acción, para ellos nos servimos del manifiesto de la novela gráfica de Eddie Campbell.
I
La intensificación de los trasplantes
de órganos ha terminado por volverle un hecho cotidiano, las últimas
informaciones dan cuenta de un segundo intento de trasplante de hígado a una
joven madre chilena que todos
esperamos sea exitoso[1].
Las noticias de la TV registran los traslados
de órganos de una región a otra por vía
aérea en un vertiginoso desplazamiento para llegar a tiempo para dar inicio a
complejas operaciones que hoy parecen un evento más del anecdotario médico. Me
interesa destacar de estos complejos procedimientos una dimensión si se quiere
marginal pero que me servirá para dar
inicio a la reflexión que propongo en éste escrito. Los receptáculos que se
utilizan para el traslado de hígados, corazones, riñones, son esas
habituales heladeras que se usan para
las actividades de tiempo libre, habitualmente para ponernos en contacto con la
naturaleza; días de campo en la costa o
la montaña, siempre vamos acompañados de
estos dispositivos que nos permiten mantener el frescor de las bebidas, frutas,
etc. Verlos en las maniobras de traslado de órganos en la pantalla no deja de
causar sorpresa. Dos temporalidades contrapuestas parecen asociadas a un mismo
objeto: la distendida temporalidad del descanso y la urgente temporalidad de
quién se debate entre la vida y la muerte. Ese órgano desfuncionalizado, en tránsito
hacia otro cuerpo al interior de esos receptáculos plásticos dan cuenta que los
tiempos de los órganos hace mucho que no es el tiempo unitario del sujeto que
los dona. Cada vez que abro la tapa de
mi Colleman no dejo de pensar en riñones o hígados que viajan en idénticos
receptáculos camino a otros cuerpos, otras vidas. En cierto modo, son nuestros
órganos los que viven varias vidas, una suerte de rencarnación matérica. Los
órganos exiliados de su lugar de origen, invisibilizados en sus dispositivos de desplazamientos en viaje a
otros cuerpos, en los que recuperarán su funcionalización. Son nuestros órganos
los que nos pueden sobrevivir. ¿Qué derecho tiene mi cabeza de monopolizar mi
yo? Se preguntaba el protagonista de El Inquilino de Polanski.
II
La
afirmación sartreana que el cuerpo es
siempre psíquico: "No hay fenómenos psíquicos que hayan de unirse a un
cuerpo; no hay nada detrás del cuerpo, sino que el cuerpo es íntegramente
psíquico"[2]y
las diversas distinciones entre intracuerpo
y el extracuerpo o cuerpo soma y cuerpo psíquico o cuerpo pensado, que
la filosofía viene ofreciendo permiten contar con un suelo reflexivo en torno a
problematizar la noción de cuerpo como lo dado, eso con la cual simplemente se
cuenta. Desde aquella concepción de Marx en que la naturaleza aparece definida
como nuestro cuerpo inorgánico, es decir, como esa dimensión con la que
continuamente interaccionamos, por tanto, se trata de una noción de cuerpo uno
y diverso. Marx intentan ofrecer una
mirada holística de la corporeidad. Es por ello que ofrece la posibilidad de
desdibujar las fronteras que cada vez resultan más difusas cuando se trata de
instalar al cuerpo en el lugar central del pensamiento contemporáneo. Se nos
podrá objetar que se trata de una concepción temprana de Marx, digamos
correspondiente al Marx hegeliano de los Manuscritos económico filosóficos de
1844.
“La universalidad del
hombre se revela de un modo práctico precisamente en la universalidad que hace
de toda la naturaleza su cuerpo inorgánico,
en cuanto es tanto 1) un medio directo de vida como 2) la materia, el objeto y
el instrumento de su actividad vital. La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre; es decir, la
naturaleza en cuanto no es el mismo cuerpo humano. Que el hombre vive de la
naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con la que debe
mantenerse en un proceso constante, para no morir”[3]
La interrogante por el
cuerpo que tengo y el cuerpo que soy es también una variante a considerar
cuando se trata de pensar la corporalidad desde la perspectiva ontológica,
recordemos la ironía nietzscheana al afirmar que “el cuerpo no dice yo, hace
yo”. Por radicales que resulten éstas distinciones, con la excepción de Marx y
Sartre, se mueven en la perspectiva del dualismo, es decir, subyace a ellas la vieja distinción metafísica de alma y
cuerpo, animalidad y razón. En esto radica el esfuerzo reflexivo de Rodríguez
Magda[4]
al poner en circulación la elástica conceptualización del paradigma
transmoderno cuestionando dicho dualismo, no para tomar partido por una u otro
alternativa sino para disolver las fronteras que permiten acercar y producir la
hibridez de un cuerpo múltiple, es por ello que la imagen del ciborg o las
coporeidades virtualizadas parecen hoy
copar el escenario de lo que su continua mutación ofrece.
La novedad
del pensamiento transmoderno es romper con el dualismo que ha caracterizado el
modo de pensar metafísico. Desde ésta nueva perspectiva, sostiene Radrigán: “el
cuerpo vivo, orgánico y puro está obsoleto”[5].
El acento está puesto en la noción de trayecto, movilidad y virtualización. Radrigán se aproxima al
concepto desde lo que ella denomina nomádico: “El prefijo TRANS expresa clara y
formalmente el carácter nomádico del término. Los diferentes elementos
implicados están puestos al servicio de la búsqueda o proceso”[6].
En cierto modo se aproxima a la etimología de la noción de metáfora que refiere
a la idea de mudanza, traslado o desplazamiento. La mudanza de los órganos es,
sin duda, una acción metafórica.
La imagen
televisiva invisible de riñón en
tránsito de un cuerpo inerte a un cuerpo en suspenso y receptor, mediado por los
dispositivos de traslado da cuenta de manera plástica de lo trans del presente.
En cierto sentido la imagen televisiva muestra para ocultar y oculta para
mostrar. En eso radica un modo de su obscenidad, eso que no se vuelve presente,
escena. Somos nosotros los que debemos poner, al interior de los dispositivos
de traslado esa masa orgánica. En cierto modo somos testigos del operativo de
traslado, no de la operación. Humberto Eco nos recordaba que los textos son
perezosos, no se dan el trabajo de contarnos todo, de otro modo serían
insoportablemente infinitos; así también la construcción de la imagen
televisiva juega a contarnos indicios con el riego de hacer presente señas de
poca importancia y no dar las claves que nos permitan construir totalidades o escenas
significativas que nos dejen pistas que nos acerquen de manera crítica a los
hechos.
III
Hasta aquí hemos referido a los modos que se
nos ofrecen los hechos en la vida cotidiana, al menos a esa construcción de la
realidad que nos ofrecen los medios respecto al acontecer. Ahora nos proponemos
trabajar sobre la novela gráfica de Baradit/Cáceres titulada Policía
del Karma (PDK), recientemente editada (octubre 2011)[7].
No es casual que Corpus frontera comparta el mismo año y mes de edición.
Diremos, siguiendo a Ortega y Gasset, que comparten las ideas de nuestro
tiempo.
El motivo de
inspiración del cuento sobre la que se construye PDK es un tema del grupo
Radiohead llamado Karma Police[8],
así lo sostiene Baradit “Escribiría sobre un policía…del Karma…un policía que
te persigue por crímenes cometido en otras vidas”[9].
No es casual
que el sujeto que es necesario recapturar en la novela gráfica PDK sea un artista llamado Renato
Carranza, quien ha escapado de una cárcel de alta seguridad, su arte y su
crimen son una y la misma cosa, raptar y comer los ovarios de niñas próximas a
su menarquía pero también es un agente del ejército de 1891 que prepara una
bomba con artefactos mágicos y mecánicos horribles. Renato Carranza “intentó
convencer al juez de que debía cometer 48 asesinatos rituales para salvar al
país de un desastre inminente” todo ello para “la liberación de la Pachamama
del estado de coma inducido en el que los magos europeos la habrían dejado
después de la conquista”. La novela
gráfica da cuenta de ese proceso de captura y la iniciación de una muchacha
como PDK llamada 47 pero su nombre es Mariana. La fusión de elementos de la
tradición oriental más los dispositivos mecánicos junto a los cuerpos en estado
de sacrificio permanente logran armar un mundo arcaico en su producción; se
trata de una sociedad sin mercado, sin diseño, perversamente totalitaria y
jerarquizada. La energía del sistema se obtiene del tercer hijo que debe ser
entregado al poder para usos diversos, colgados de ganchos de carnicería y
conectados con toscos dispositivos y en estado de sopor permanente viven –si a
eso puede llamarse vida- suministrando combustible humano al tosco aparato del
poder: “cientos de niños torturados
inyectados, elevados a la condición de mártires de la fe…afinados para
leer las tenues líneas de transcomunicación con el más allá”
Las imágenes
son un híbrido de futurismo degradado, una suerte de obsolescencia futura,
fusión de cuerpos y rústicos dispositivos propios de la industrialización
tosca, próxima al sovietismo con mezclas de tradiciones religiosas y mitos
locales. Humanos al servicio de un sistema perverso que se mantiene con el
martirio del tercer hijo de las familias el que debe ser entregado para su
inmolación, colgados de garfios de carnicería y conectados para mantener en
movimiento el sistema. Los tonos sepia y azul empleados refuerzan la idea de lo
viejo de un mundo “futuro” que busca castigar viejos crímenes cometidos en
otras vidas.
La mezcla de padres nuestros y garabatos, plegarias y violencia junto a una
fuerte dosis de ayahuasca en la sangre nos habla de un hibrido perverso que se
ofrece como distopía. No basta la responsabilidad de los actos de la vida
presente, es necesario responsabilizarse por los actos de nuestras vidas
pasadas, para ello se cuenta con “videntes, catatónicos, asesinos y santos,
encargados de rastrear los crímenes cometidos en otras vidas y castigarlos
hoy”. Este híbrido interconectado por flujos corpóreos, entre otros la orina de
un cura de nombre Alberto Hurtado que muerto permanece sobre un dispositivo
mecánico al que “llenamos su cadáver de nutrientes. Lo ordeñamos y
sacamos..esto..” permite hacerse una idea del mundo descrito. Expresiones como
“cuica de mierda” ofrecen señas de las permanencias de los viejos
resentimientos que permanecen en el tiempo sin fecha de un Santiago ¿futuro? o
¿paralelo?
Puede
entenderse PDK como una novela
gráfica de iniciación en que 47 o Magdalena se incorpora a un cuerpo policial
de elite. Cuerpo policial que se desplaza en un carro blindado por la ciudad de
Santiago tras la búsqueda del fugitivo Carranza. La imprecisión temporal queda
plasmada en la aparición de viejas propagandas de la década del setenta,
“Venceremos, UP” y otros avisos callejeros de analgésicos, eso nos permite
hablar de mundos paralelos.
Otro
modo de acercamiento al nomadismo de la configuración histórica
llamada transmodernidad que la novela
gráfica expresa es su condición de hibrido en tanto que género visual literario.
Campbell sostiene en el Manifiesto de la novela gráfica:“Novela Gráfica”
significa un movimiento y no una forma”[10].
El énfasis puesto en la dinamicidad lo hermana con la idea de nomadismo que
caracteriza a los productos transmodernos.
Si
los órganos abandonan un cuerpo para reiniciar la vida en otras vidas la novela
gráfica que comentamos también produce hibridaciones, ensamblajes y lo hace en pos de construir mundos posibles mediante
fragmentos, injertos, mutaciones. En definitiva, se trata de cuerpos intervenidos
al servicio de un mundo perverso. La novela de Baradit/Cáceres nos ofrece una
mirada del cuerpo sometido a la tiranía de lo maquínico.
[1]“Katherine Collao logró despertar tras ser
sometida a dos trasplantes de hígado” El mercurio, Jueves 13 de septiembre 2012
[2]
Sartre, J “El ser y la nada” editorial losada, pagina 389
[3] Marx,
Karl “Manuscrito económico filosófico” pagina 67 editorial Grijalbo
[4]
Rodriguez Magda, Rosa “ Transmodernidad: la globalización como totalidad
transmoderna” version web
[5]
Radrigán, Valeria, “Corpus frontera” editorial Mago
[6]
IBID
[7]
Baradit, Jorge Cáceres, Martin “Policía del Karma” ediciones B
[8]
Radiohead, Karma police disco OK computer
[9]
IBID
[10]
Campbell, Eddie “El manifiesto de la novela gráfica” columa publicada en
68revoluciones.com
Interesante disrupción entre un elemento que evoca el esparcimiento y el compartir al aire libre, con una acción tan intimista como la donación. Probablemente en ese "compartir" se pueda encontrar un nexo válido. Muy bueno, saludos.
ResponderEliminarEs un texto que da cuenta de las preguntas esenciales del hombre, sin proponer soluciones alquímicas ni hacerse de respuestas retóricas. Es un replantearse, desde una mirada transmoderna, situaciones tan profundas como la transmigración de las almas, la muerte y de otras tan cotidianas que, por este motivo nos han hecho perder la capacidad de asombro y de didfrutar del valor de la vida. A veces, el texto nos entrega un cuestionamiento delirante, febril e irónico de las cosas simples del ser humano.
ResponderEliminarUn texto que invita a la reflexión y a la discusión.