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Mostrando entradas de octubre, 2014
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A propósito del autorretrato de Florencia Deisen  Manhey             Desde que Levinas problematizara el ubi del rostro, describiendo a cambio una situación más próxima a la experiencia de la humildad; inclinación de la cerviz  frente a la ventanilla de un presidio, por ejemplo, el rostro  como centro de la reflexión se ha vuelto central en la reflexión estética. Las heridas que se infiere Raúl Zurita frente a las obras de Juan Dávila o la seguidilla de siluetas de rostros que Alfredo Jaar dispone en el Museo de la Memoria son expresión de esa tensión entre la cara y el rostro.  El lugar del rostro no parece situarse precisamente en la cara o, al menos, parece trascenderla. Diremos, para acercarnos a lo que buscamos decir, que la cara es mera geografía y el rostro paisaje. La cara es lo dado, el rostro es aquello que construimos con y en ella. Aquí cobra significación el proceso productivo y la materialidad con la que Florencia edifica su rostro, infinitos fragmentos dan lugar a u