Esto no es una obra de arte...Esto es una Toma
“ Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;”
Nicanor Parra. Solo de piano
Ha pasado
casi un año de aquellas jornadas estudiantiles en que los colegios tomados por
los estudiantes daban cuenta del descontento frente a la educación pública. Mis
desplazamientos habituales por avenida Grecia, frente al colegio Alcántara, luego el colegio Siria, en la misma
avenida y el Centro Educacional de La Reina, en avenida Larraín, son las
referencias objetivas de lo que sostendré en el transcurso de este texto. Ellos
han suscitado las reflexiones que ahora
comparto y que ofrezco a la discusión.
Sin duda que
el mobiliario escolar del Colegio República de Siria es el que más se roba la
mirada, esas sillas azules y naranjas contra las rejas del frontis, dispuestas
con sus patas metálicas hacia la calle, instalan una atmósfera agresiva como si
se tratase de un animal en disposición de ataque o defensa. Los colegios se han
vueltos animales engrifados que amenazan en sus cimientos las estructuras
institucionales que cautelan cínicamente la perpetuación de la desigualdad.
El
mobiliario escolar contra las rejas de acceso a los establecimientos
educacionales, digamos en los Liceos de Chile, hablan de un estudiantado
agotado del tedio que genera una educación sin horizontes. Las sillas contra
las rejas es la puesta en obra de ese descontento y la mejor instalación
artística jamás vista en Chile. Es una obra colectiva, que se despliega a lo
largo del país, parecieran decir “nosotros no pintamos, creamos directamente”.
Sin duda que
tantas sillas dispuestas a la intemperie dan cuenta de la defenestración de la
mala educación. Los estudiantes han lanzado por la ventana el cansancio ante el
engaño de tantos politiqueros manipuladores que parasitan del festín de los que
enriquecen con inmorales triquiñuelas,
burlando las leyes que ellos mismos se dieron.
Sin duda que
Las Sillas de Ionesco es una
referencia obligada si queremos contextualizar y dialogar con la obra de los estudiantes, pero
también esas sillas amarillas, tantas veces pintada por Van Gogh llamada “El
cuarto de Arlés”. Sin duda que la obra de Doris Salcedo, la artista
colombiana, es la referencia más contemporánea y cercana políticamente a las
instalaciones de nuestros estudiantes.
Esas sillas
vacías para los espectadores de la obra de Ionesco, no lo están para los dos
ancianos protagonistas, los gestos parecen indicar que efectivamente hay en
ellas interlocutores que conversan con los anfitriones, pero para los
espectadores la sala atiborrada de sillas se vuelve una experiencia metafísica
de la soledad, es como si los ancianos dialogaran con fantasmas y los
espectadores no son más que testigos de
ese diálogo, otro conjunto de fantasmas que habitan la penumbra de la sala. En
cierto modo la relación con las autoridades de gobierno que han mantenido
los estudiantes resulta un buen símil de
la incomunicación ionesquiana. Recuérdese que los ancianos terminan
suicidándose y un sordomudo, además de analfabeto, debe supuestamente dar a
conocer la verdad que los ancianos habían descubierto. El mobiliario escolar
arrumbado en las rejas y muros perimetrales de los liceos chilenos habla por
los estudiantes, son los indicios de jóvenes de pie, en estado de contestación.
La educación se ha fugado de la escolaridad apropiándose de las calles y el
primaveral cielo de Chile.
Las sillas
amarillas, como “mantequilla fresca” como las define el holandés, en ese cuarto
austero y luminoso en el sur de Francia nos habla también de un proyecto de
cambiar las cosas, recordemos que la partida al sur de Vincent y Paul era ir
tras la luz y construir una nueva comunidad de artistas. Recordemos que Van Gogh,
realizó tres versiones. También una empresa utópica, recordemos que más de
ochenta “buenos ciudadanos” de Arlés solicitaron su encierro. Nuestros
estudiantes también se han puesto en el camino de luz, en una épica que
esperamos exitosa, enfrentando a los aparatos represivos del Estado.
Andreas
Huyssen, alude al trabajo de Doris Salcedo con esa poderosa sentencia de
Nietzsche:“Sólo lo que no deja de herir permanece en la memoria”. La artista colombiana es una connotada
representante de lo que hoy se llama escultura de la memoria. Dos de sus obras más emblemáticas tienen como
objeto central las sillas. La más
cercana a nosotros son esas 280 sillas en el muro del Palacio de Justicia de
Bogotá, aludiendo a igual número de víctimas luego del intento de rescate que
realizó el ejército colombiano. La referencia es a la toma y rescate de aquella
repartición el año 1985. Esas sillas que nos hablan de los ausentes, de la
violencia política y de las heridas del cuerpo social son el motivo que mueve
al proyecto plástico de Salcedo. Vuelve, en la Bienal de Estambul de 2003 a
reunir más de 1500 sillas que las dispone entre dos edificios. La silla, el más
humano de los objetos para los ojos de
Mc Luhan no era sino la extensión técnica de nuestros traseros. Aquí son más
que eso, es el hombre mismo hecho forma, pero también señal de su memoria. Las
sillas escolares son también señas del que se ha ido, del que ha emprendido un
nuevo camino, del que ha quemado las naves para construir un mundo nuevo. Los
estudiantes han lanzado las sillas y mesas contra las rejas para construir una nueva educación. Tiene
razón Parra, las sillas delatan nuestro movimiento perpetuo. Las sillas son los
estudiantes que llevan más de 5 meses movilizados y, al parecer, no están
dispuestos a claudicar.
Pregunté a
una de las estudiantes del colegio Alcántara de la comuna de Peñalolén si las
sillas dispuestas contra las rejas le parecía una obra de arte: “no, esta no es
un obra de arte, es una TOMA” –me respondió-, en realidad, ellos son artistas que no saben
que lo son.
Tirso Troncoso
Me parece notable hacer visible lo que ha estado pasando con la escolaridad y sus demandas, a través de un texto tan poético. Ver el arte que, de alguna manera, está presente en las acciones humanas sociales y políticas, me parece una forma significativa de observar el mundo. Bello bello su texto.
ResponderEliminarInteresantes textos para trabajar con alumnos y profesores. Enviaré informe del trabajo de los alumnos.
ResponderEliminarVerónica Andueza
Grande Tirso!! cito esta frase de este texto tuyo; "La educación se ha fugado de la escolaridad apropiándose de las calles y el primaveral cielo de Chile". Es una certeza, ya no queda mucho de educación en un sistema de escolaridad colapsada. los medios son otros, la educación debe ser entregada de diferente forma, porque ya todos lo sabemos; los jóvenes ya no somos lo mismo de siempre, y con jóvenes tmbn hablo de persona como tú.
ResponderEliminarLas sillas incrustadas en la reja me hablan de las púas de un erizo, Tirso. Habría que preguntarse ¿de qué se defiende el erizo? o ¿qué defiende?
ResponderEliminarGAS
he aquí tirso: en plena "deriva"situacionista, donde la política, el arte y la calle comparecen ante el hormigueo de sillas que horadan la realidad. El texto de tirso, intenso qué duda cabe, apela a la creación de una obra o una "situación", donde si bien el arte sigue en la retaguardia, los jóvenes con su rebeldía y su ira van más allá, transformando sin querer(mediante la toma)el límite de lo callejero y de la realidad.
ResponderEliminarjaime lizama